Las incrustaciones dentales son un recurso muy empleado en las clínicas dentales, como tratamiento a posibles caries o daños sufridos en una pieza dental, principalmente en las cúspides. Dicho de otra forma, suponen una forma de reconstrucción del diente, pero sin llegar al nivel de un implante, por ejemplo. Si quieres saber más… ¡sigue leyendo!
¿Qué son las incrustaciones dentales?
Como decíamos, las incrustaciones dentales es un tipo de tratamiento dental que tiene, como fin, restaurar parcialmente una pieza dental dañada, normalmente debido a caries superficiales, grietas, fracturas o el propio desgaste de la misma. Se trata, por tanto, de un término medio entre los empastes y las coronas dentales.
El objetivo de recurrir a las incrustaciones dentales no es otro que recuperar la funcionalidad del diente, para que este pueda realizar sus funciones habituales, como masticar, de forma completamente normal. No obstante, la realización de esta técnica también tiene un componente estético importante, que consiste en garantizar resultados naturales, conservadores y prácticamente imperceptibles a la vista humana, ya que se realizan a medida.
Las consideraciones a tener en cuenta a la hora de practicar este tipo de tratamiento dependerán, principalmente, del criterio del odontólogo. Por lo general, cuando una pieza dental experimenta daños moderados, como los mencionados anteriormente, recurrir a las incrustaciones dentales puede ser la solución ideal, así como cuando no es posible colocar una corona o la superficie a restaurar es considerable y no puede rellenarse con un simple empaste.
¿Qué tipos existen y cuándo se usan?
A la hora de clasificar las incrustaciones dentales, podemos tener en cuenta diversos factores, como la parte de superficie dañada o el material del que se encuentran hechas. Siguiendo estos criterios, destacan:
- Inlay, que se utiliza cuando se recubre la superficie oclusal del diente, sin cubrir ninguna cúspide dental.
- Onlay, cuando se restaura la parte superior de la pieza dental, tapando una cúspide o parte de ellas, y manteniendo la estructura del diente.
- Overlay, en la que se recubren por completo todas las cúspides del diente.
Si nos basamos en la composición de los materiales con los que se fabrican las incrustaciones dentales, encontramos:
- Composite o resinas compuestas, que son eficaces pero existe un mayor riesgo de desprendimiento si se cubre una parte grande del diente.
- Porcelana o cerámica, que ofrecen resultados muy parecidos al diente una vez colocados. Además, son más duraderos y resistentes.
- Amalgama y oro (aunque cada vez menos). Su uso se extendía, sobre todo, en la técnica onlay.
Las incrustaciones dentales no son lo mismo que una corona
¡No te confundas! Si bien es cierto que ambos tienen un fin muy similar, emplear un tratamiento u otro dependerá no solo de la elección del especialista, sino del daño que tenga la pieza dental. Si nos enfrentamos a casos de daño grave, la corona suele ser el recurso más recomendado, ya que cubre el diente en su totalidad y es un método más invasivo y agresivo, ya que implica mayor tallado, etc.
Recuerda que una de las misiones principales en odontología es, recuperar la salud dental del paciente, intentando no tener que recurrir a tratamientos muy invasivos, preservando las estructuras dentales naturales que se encuentren en buen estado. Por ello, las incrustaciones dentales se consideran una alternativa ideal, porque devuelven la funcionalidad del diente sin necesidad de aplicar técnicas altamente invasivas. En Beydent somos especialistas en recuperar la armonía de tu sonrisa… ¿quieres que te lo demostremos?
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