Empastar una muela, proceso también conocido como “obturación dental”, es uno de los procedimientos más habituales que se realizan a diario en una clínica dental.
Llegar a este punto puede venir propiciado por varios factores, pero sin duda, el que más se repite es la caries. Para que lo comprendas mejor, digamos que el empaste es la técnica a la que se recurre para dar solución a un problema de caries leve, ya que consiste en reparar el diente dañado antes de que afecte al nervio.
Sin embargo, debes tener en cuenta que si la caries no se trata de la forma correcta, es posible que cuando queramos realizar un empaste sea demasiado tarde y haya que recurrir a otros tratamientos más complejos, como la endodoncia. Esta se da como resultado de un diente cuya estructura se ha visto perjudicada como consecuencia del agravamiento de una caries.
Las claves para empastar una muela
Normalmente empastar una muela no conlleva demasiado tiempo ni dificultad, ya que en menos de una hora podemos tener nuestra pieza cariada totalmente reestablecida.
Antes de iniciar el procedimiento, es necesario que previamente el dentista haya valorado el historial médico del paciente, así como la elección del material del empaste, para luego limitarse a realizar el proceso de forma rápida y precisa.
Aplicación de anestesia
Con el objetivo de evitar dolor o molestia al paciente a lo largo del tratamiento y que esto le permita relajarse. Por lo general, para empastar una muela es suficiente con la anestesia local, y hay que tener en cuenta que no siempre es necesaria, salvo casos en los que afecta a la dentina (parte profunda del diente).
Limpieza de la caries para preparar la cavidad
Esta fase implica la eliminación del tejido dañado del diente. Durante ese proceso se realiza una cavidad que habrá que rellenar con posterioridad. Lo fundamental en este punto es asegurarnos de haber retirado la parte afectada en su totalidad, moldeando a su vez la cavidad resultante para luego poder aplicar el material de relleno.
Relleno de la cavidad
Este es el punto clave para empastar una muela correctamente. Consiste en sellar muy bien el hueco realizado con anterioridad para evitar posibles filtraciones que traigan complicaciones no deseadas al paciente. A la hora del relleno, es importante hacerlo con el material óptimo, que normalmente suele ser composite, y posteriormente aplicar luz para que endurezca. De esta forma el diente quedará reparado y podrá funcionar con normalidad.
Pulido
Una vez endurecido el material se le acaba de dar la forma adecuada con las herramientas de pulido y llevamos a cabo una prueba de mordida para rematar la pieza y devolverla su funcionalidad.
Y después del empaste… ¿qué?
Siguiendo estos 4 pasos para empastar una muela obtendremos un resultado estético y duradero. Sin embargo, también es aconsejable seguir ciertas pautas tras la realización del tratamiento. Entre otras:
- No comer y beber en los momentos posteriores al procedimiento. Y, si es posible, durante los 2-3 días siguientes limitar la ingesta de alimentos con la pieza dental reparada.
- Ajustar la reconstrucción si esta ha quedado un poco más elevada.
- Evitar bebidas frías y calientes ya que aunque empastar es un proceso indoloro, puede ocasionar problemas de sensibilidad dental si la caries era profunda y se ha trabajado en la zona muy cercana al nervio. No obstante, suele ser muy leve y remite en pocos días, pero si detectas que no cesa y te resulta incómodo, lo mejor es acudir a la clínica dental para aplicar el tratamiento adecuado.
¡En cualquier caso nada que no se pueda solventar con facilidad!
Como ves, empastar una muela es algo rutinario y sencillo para los profesionales del sector, y una vez realizado podrás retomar tu vida normal casi de forma instantánea. No obstante, siempre recomendamos mantener buenos hábitos bucales y visitar con regularidad al dentista para no tener que recurrir a este tipo de tratamientos. ¡Visita Beydent y descubre todo lo que podemos hacer por ti y tu sonrisa!
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